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La culpa
La culpa es una de las emociones universales. Es una de las emociones más conflictiva junto con la tristeza, la ira, la envidia y la vergüenza, siendo esta última de un tono emocional menor en relación con las emociones anteriores.
La culpa, al igual que las emociones negativas anteriores, explicada parece que es una emoción que nos causa problemas, y es así cuando no estamos atentos a la información que nos brinda. Siendo la ignorancia emocional la causante de dicho problema.
Por lo tanto, no es la emoción quien nos abruma y nos hace sentir mal, ya que es una emoción necesaria, sino la desinformación sobre dicha emoción y no aprender de la información que nos transmite.
Cuando sentimos culpa, estamos hablando de una parte de nuestro ser que se siente culpable y otra parte que es la acusadora (una parte crítica) “una voz interior que nos culpa de lo que hemos hecho”.
Cuando nos decimos “me siento culpable por el daño que he hecho” hay otra parte de nosotros que nos dice “eres culpable de lo que has hecho, no mereces ser feliz”. Cuando nos damos cuenta de esta conversación interna nos ayuda a comprender y resolver el sentimiento de culpa.
El acusador (guardián) se rige por una serie de códigos morales que hemos aprendido a lo largo de nuestra historia de vida y que ha sido muy funcional, muchas veces hasta el día de hoy. Por ejemplo, los diez mandamientos, son normas que nos han inculcado.
Muchas de estar normas provienen de nuestros educadores o padres. No significa que sean inamovibles, ya que tras el paso del tiempo muchas de ellas se quedan obsoletas (es el guardián quien no tiene en cuenta que el código moral puede cambiar), y algunas veces necesitamos un cambio en ellas para poder seguir evolucionando.
Una vez que el código moral se ha incorporado en nuestra mente, si o si, se necesita el cumplimiento de este código moral. Cada persona adquiere el suyo propio. Y el guardián de este código moral es el acusador y cuando se transgrede el código es este quien activa el sentimiento de culpa.
Cuando sentimos culpa, tenemos la necesidad de reparar el daño. Pedir perdón, por ejemplo.
Sin embargo, cuando la culpa es disfuncional, es el guardián quien no nos permite romper el código sin permitirnos llegar a un acuerdo, sino teniendo que cumplir esa norma sin más.
Sin embargo, cuando la culpa es disfuncional, es el guardián quien no nos permite romper el código sin permitirnos llegar a un acuerdo, sino teniendo que cumplir esa norma sin más.
Ejemplos de frases acusadoras: “no te irás de casa hasta que te cases”, “no eres merecedor de felicidad, porque otra persona sufre de tu entorno”
Cuando el culpado no acepta la norma del acusador, entramos en conflicto.
Para una resolución del problema hay que escuchar ambas partes y llegar a un acuerdo.
Une ejemplo, el acusador dice “eres culpable de no haber hecho nada por salvar a tu amiga de aquel terrible suceso y por eso no mereces ser feliz”.
La parte culpable dice “me siento afligida, asfixiada, me oprime el corazón”, “tengo la sensación de volverme loc@ sino dejas de torturarme”, “no puedo distinguir de lo que me corresponde y lo que no”.
Muchas veces callamos a ambas partes o a una de ellas, por lo que EL SILENCIO nos atraganta y nos hace más daño.
Darle voz a estas dos partes forma parte del proceso terapéutico, para ayudaros reconciliar estas partes y si en un futuro aparecieran, tener las herramientas necesarias para volver a reconciliar dichas partes.
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