Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

La tristeza
Aprender a detectar nuestras emociones nos ayuda a saber más fácilmente qué es lo que nos está pasando y así estar preparados para lo que venga, es un excelente punto de referencia. Necesitamos amoldar la realidad subjetiva a la realidad externa.
Cuanto más abiertos estemos a nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los de los demás
Daniel Goleman
La tristeza en sí misma es una emoción básica que, según Plutchik, cuanto más intensa se sienta, más pura es. Es un estado de angustia, de tormento, de desasosiego.
Esta emoción aparece cuando sentimos que hemos perdido o nos hemos distanciado de una relación con un valor importante para uno, ya sea con algo (trabajo, deporte, actividades, etc), con uno mismo (la pérdida de un rol) o con otros (parejas, amantes, amigos, padres, etc).
Hay multitud de situaciones que nos pueden llevar a sentir la tristeza. Como por ejemplo cuando hemos sido abandonados, olvidados, cuando sentimos incapacidad para comunicar lo que sentimos, con la muerte de un ser querido o el tenernos que desprender de una persona porque la relación es perjudicial para nosotros. También es evocada cuando fracasamos por no conseguir la meta deseada, por la pérdida de la autoestima, cuando nos han engañado, traicionado o cuando la esperanza se ha roto.
Como ya sabemos, la tristeza es una emoción negativa y desagradable, sin embargo, es una emoción necesaria para seguir viviendo.
Tiene evidentes manifestaciones a nivel fisiológico en la experiencia subjetiva, en la expresión facial y en el procesamiento de la información, esto surge por la evaluación que hacemos de algún acontecimiento que ha pasado anteriormente.
El propio llanto es una señal que motiva a otros a ayudar y a uno mismo a pedir ayuda.

Como comento, a nivel fisiológico se manifiesta en forma de llanto, retraso psicomotor, falta de apetito, problemas de sueño, etc. Me gustaría señalar que llorar cuando estamos tristes, con una intensidad que sea adaptable, nos ayuda a mantener el equilibrio emocional.
Sin embargo, hay que diferenciar ese llanto del llanto por aflicción, que es una señal general de sufrimiento y una forma de solicitar ayuda que es producida por otras emociones como la vergüenza, enfado o miedo.
El llanto intenso se reduce mediante el consuelo, el apoyo verbal, el contacto físico o sonidos tranquilizantes. Sin embargo, no resulta difícil encontrar adultos que no lloran nunca o que bloquean el llanto,es bastante difícil para ellos expresar esta emoción y, por lo tanto, los otros no percibirían esa tristeza y no se aproximarían para ayudarnos y así reforzar los vínculos sociales.

El llanto es un proceso que se inicia lentamente hasta llegar al umbral más alto y luego disminuye progresivamente. Muchas personas tienden a bloquean el llanto por el miedo a caer un agujero que le sumerja en la más profunda tristeza.
Una pregunta muy interesante es, ¿para qué nos sirve sentirnos tristes? La tristeza nos ayuda a aislarnos del mundo que nos rodea para poder reflexionar sobre lo que nos ha sucedido y así poder centrarnos en nosotros mismos. Nos ayuda a analizar profundamente la situación y a sacar una conclusión que sea aceptable para nosotros, se trata de una función protectora hacia nosotros, ayudándonos a unirnos al otro. Nos induce a retirarnos durante un tiempo para nosotros y así volver con más energía para la superación de la pérdida.
Hay situaciones en las que las persona sienten que se van a sumergir en un pozo de tristeza de la cual nunca van a salir, aquí entraría la desesperación y la tolerancia a la emoción. Entonces, la persona intenta escapar de la emoción sin hacer el proceso completo, quedándose estancada. Entonces es cuando necesitamos pedir ayuda para poder hacer el ciclo completo.
Invito a reflexionar, ¿qué estoy sintiendo ahora?, ¿cuánto me cuesta pedir ayuda cuando estoy triste, siento rabia a un nivel desorbitado o cuando siento que algo no está funcionando bien en mi vida?, ¿cuánto de compasivo soy conmigo mismo?
Fuentes
Plutchik, R. (2001) The nature of Emotions. American Scientist 89 (4).
Related Posts
La tristeza
30 junio 2020
Aprender a detectar nuestras emociones nos ayuda a saber más fácilmente qué es lo...
Running tras la desescalada
9 junio 2020
Desde hace muchos años he salido a correr, no es un deporte que me encante y lo...