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El dolor emocional
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El dolor emocional se siente corporalmente, es una emoción que nos ayuda a adaptarnos. Se asocia con el corazón y muchas veces decimos frases como “tengo el corazón roto”, “me duele el alma”, y se localiza en la zona del pecho.
El dolor emocional es como un rompecabezas, pues es un estado de sentimientos complejos, malestar, tristeza, vergüenza, miedo, etc. todas estas emociones están conectadas con dicho dolor.
Este dolor se experimenta como angustia o agonía, a menudo sentimientos de sufrimiento y un malestar abrumador.
Esta relacionado con el daño de una de las partes de nosotros mismos que apreciamos, también tiene que ver con la pérdida.
Cuando sentimos este dolor, sentimos que perdemos el control, llegando a experimentar dolor físico, tanto en la cabeza, como en el estómago o en el cuerpo en general. Sentimos miedo a ser incapaces de no poder parar de llorar.
Este dolor emocional, a veces, es provocado por un alto nivel de trauma que afecta a todo nuestro ser, sintiéndose de modo corporal como si una vasija se rompiera en mil pedazos. Las personas suelen decir, cuando siente esta emoción, que se siente débiles, con las heridas abiertas, rotas, rasgadas, se sienten vacías y desesperanzadas.
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El dolor no es una emoción anticipatoria como por ejemplo la del miedo, que nos ayuda a escapar de la situación, o el enfado que nos da señales de que la situación que estamos viviendo no nos gusta. El dolor se siente después de que se produzca el daño, nos dice que algo malo nos ha sucedido, enseñándonos a que esa situación que hemos vivido no vuelva a ocurrir.
Cuando el dolor se vuelve tan insoportable, nos agarrotamos y nos volvemos insensibles, se ponen en marcha otros estados haciendo que nos distanciemos o desconectemos emocionalmente (disociamos), así evitaremos el dolor para proteger nuestro propio ego. Sin embargo, cuando esto se vuelve crónico ya no es adaptativo, porque nos deja sin poder conectar con nosotros mismos, causándonos dificultades para poder adaptarnos a las situaciones presentes y futuras.
El dolor nos señala el daño y la necesidad de atenderlo y repararlo.
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