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Las consecuencias del confinamiento para la salud mental
Es probable que aún no se hayan percibido con certeza las consecuencias que pueden aparecer en los próximos meses, después de haber padecido un confinamiento como el que hemos vivido.
Actualmente estamos recuperando de manera progresiva la actividad diaria y aunque no se le puede llamar normal, poco a poco se va aproximando. A medida que vamos recuperando esta actividad con algunos límites, van saliendo a la luz algunos trastornos con síntomas de ansiedad y depresión, e incluso pueden aparecer trastornos por estrés postraumático en personas que se han visto más expuestas al contagio. Por ese motivo en los próximos meses se deberá prestar una mayor atención a las repercusiones a corto o largo plazo que puedan aparecer después del confinamiento con relación a la salud mental.
Durante esta etapa se ha detectado un aumento en consultas médicas debidas a alteraciones en el sueño, por lo que se ha registrado un mayor consumo de fármacos en adultos. Además hemos estado expuestos a sentimientos y emociones complejas como la frustración, la impotencia, la culpa, la soledad y la tristeza. Dependiendo de la resiliencia que tenga cada uno para adaptarse a las circunstancias, necesitará un mayor o menor apoyo psicológico o en algunos casos psicosocial.
Existen diferentes síntomas y problemas que pueden aparecer después de haber vivido un proceso de aislamiento debido a la pandemia que acecha nuestro país y el resto del mundo.
Síntomas físicos
El estrés que genera la pandemia puede provocar preocupaciones intensas por el miedo a enfermar, la inestabilidad laboral y proyectos futuros no realizados, la situación de intranquilidad puede generar vómitos, sudores, temblores, insomnio, sensación de ahogo, tensión muscular, fatiga y dolor de cabeza tensional.
Reacciones conductuales
Puede causar hiperactividad o hipoactividad, incremento del consumo de alcohol, tabaco o drogas, incapacidad para descansar, bloqueo, llanto, impulsividad, deseo de escapar de la situación, estado de alerta, dificultad para estar tranquilo.
Reacciones emocionales
Estado de nerviosismo, estrés, agitación, sensación de agobio, irascibilidad, inseguridad, sensación de extrañeza, incertidumbre, preocupación constante por contagiarse, tristeza, cambios de humor, estado depresivo, apatía, miedo al contagio de sí mismo y de los familiares, sentimientos de impotencia, vulnerabilidad, miedo a perder el control, irritabilidad y agresividad.
Cuando el miedo aparece y no se controla puede aparecer la pérdida de control y paralizar a la persona, creando un sentimiento de incapacidad que le impide salir a la calle con normalidad. Las sensaciones corporales que se sienten pueden llevar a pensar que padecen la enfermedad, por lo que sienten más ansiedad y sensación subjetiva de que se van a contagiar y a morir.
Reacciones emocionales
Las personas mayores sienten que no pueden mantener su relación social debido a que son las personas más vulnerables para este virus y por lo tanto se ve afectado su bienestar emocional y psicológico, aumentando sus problemas de memoria y deterioro cognitivo. También son afectadas las personas que tienen un grado de dependencia media o severa, en estos casos repercute en los familiares, ya que deben ser los encargados de asumir su cuidado con menos recursos y apoyo por parte de las diferentes organizaciones. Las personas mayores han visto agravadas sus patologías debido al confinamiento, tanto físicas como mentales.
El otro colectivo afectado ha sido el de los niños, que han tenido que cambiar sus rutinas tanto de aprendizaje como de contacto social con amigos y compañeros. En estos casos se observan dificultades para que regulen sus emociones y se suelen enfadar, llorar más, cambia su comportamiento y su conducta. Y además, se encuentra alterada su conducta alimentaria y su patrón del sueño, por lo que manifiestan miedos.
Por otro lado, muchas personas que han perdido un ser querido y no se han podido despedir de ellos. No han realizado de manera correcta la etapa del duelo por lo que posiblemente en el futuro les genere alteraciones psicológicas.
En estos momentos se ha expandido la hipocondría debido al temor que acompaña el miedo y la obsesión sobre la salud debido al contagio del virus, que puede ocasionar numerosos casos asociados a las circunstancias.
Es normal tener síntomas de ansiedad por la situación que se está viviendo, ya que es una situación impredecible que afecta gravemente al ser humano. Cuando esta ansiedad es una constante diaria puede acarrear problemas en el hogar y en la convivencia familiar.
Los síntomas depresivos también están muy activos en estos momentos, por lo que del mismo modo que los síntomas ansiosos si permanecen en el tiempo se puede convertir en una depresión que se debe tratar.
El síndrome postraumático se asocia al tiempo que se ha vivido en aislamiento y por observar la pandemia como algo traumático. Esta situación puede generar un estrés que se puede ir manifestando al poco tiempo después de vivir el estado de alarma: en forma de rumiaciones, pesadillas, malestar general o la imposibilidad de dormir de manera normal, pueden ser algunos de los síntomas que identifican este trastorno.
El insomnio también es muy común, y el descanso nocturno se puede convertir en un problema para algunas personas ya que se puede llegar a cronificar, alterándose el ritmo circadiano que puede generar consecuencias al no tener un descanso adecuado que pueda afectar al sistema nervioso Ya que un buen descanso es muy importante para la salud.
No obstante, esperemos llevar esta situación lo mejor posible para que la afectación sea mínima en nuestra vida y en nuestra salud. Y que todo lo recordemos en el pasado como algo que pasó, y que nos sirvió para aprender a cuidarnos a nosotros mismos y a los demás. Nuestro deseo ante todo es que todo vuelva a la normalidad y se consiga vencer al virus lo antes posible y con las menores consecuencias. Seamos optimistas para vencerlo todos unidos.
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