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¿Qué son las emociones?
La emoción es la guía que marca nuestro camino y nuestra forma de relacionarnos con los demás. Es una energía repentina que emana dentro de nosotros, son biológicamente muy antiguas e incontrolables, no son racionales, pero tampoco irracionales y nos promueven a la acción, es como la chispa del motor que hace que el coche arranque. La chispa sería esa emoción que prepara al motor para recorrer el camino deseado. Es una experiencia afectiva agradable o desagradable, por ejemplo, la felicidad sería una experiencia agradable y el miedo o la tristeza, desagradables.
Casi todo el mundo piensa que sabe qué es una emoción hasta que intenta definirla. En ese momento prácticamente nadie afirma poder entenderla
Wenger, Jones y Jones, 1962, pg. 3
De una experiencia sensorial podremos obtener infinitas emociones y cada persona experimentará unas emociones diferentes respecto a otras a raíz de una misma experiencia. Dependiendo de la emoción y del grado de intensidad que hayamos sentido en la experiencia sensorial, será menos o más traumática la vivencia percibida. Por lo tanto, la emoción tiene la capacidad de modificar nuestra forma de ver el mundo. Nos regula la atención, ayudándonos a controlar el entorno para la supervivencia.
Si el suceso que acabamos de experimentar es un accidente de coche, un pequeño golpe que le hemos dado al de delante, la emoción que sentiremos será miedo, lo cual es probable nos lleve a la respuesta de sobresalto o susto. Cuando constatamos que todos los ocupantes de los vehículos están bien, entonces la sensación del susto desaparece, apareciendo una nueva emoción, alivio, la cual nos lleva a soltar una bocanada de aire como si hubiésemos expulsado el susto por ella.
Seguidamente, otra emoción aparecerá para prepararnos para la siguiente acción. Por el contrario, hay personas que llegan a sentir terror. Cuando la persona siente terror, un comportamiento normal es la parálisis, muchas veces nos quedamos hasta sin poder respirar. La primera emoción, el miedo, sería en este caso más adaptativa que sentir terror. Aunque todas son válidas.
La emoción nos ayuda a organizarnos para priorizar metas y a promover ciertas acciones concretas para llegar a dichas metas, está relacionada con la motivación y la acción. Las emociones son esencialmente adaptativas para nosotros y para la supervivencia, por eso necesitamos aprender a regularlas. El pensamiento aparece para resolver cómo alcanzamos las metas que nos hemos establecido, y está relacionado con el conocimiento y el análisis de la situación y la decisión que vamos a tomar. Por lo tanto, la emoción y la motivación tienen una relación íntima, pues la emoción energiza la conducta, y la motivación la dirige, facilitando el acercamiento o la evitación de a la meta.
Esta labor de aprendizaje no consta solamente de nosotros mismos, sino del vínculo social que ha existido a lo largo del de nuestro proceso de crecimiento, por ejemplo, la familia. Si desde pequeño hemos disfrutado de un buen vínculo familiar, nos han educado a poder expresar nuestras emociones, a poder decir “me siento triste” y a que el bienestar es posible, es más probable que podamos salir airosamente de la emoción ayudándonos del contacto con los demás, expresando nuestra necesidad. Si, por el contrario, no nos han enseñado a expresar nuestras emociones, y lo que hemos aprendido es que las necesidades de uno no se satisfacen, nos quedaremos paralizados y nuestros pensamientos estarán en torno a “no merece la pena”, “nunca lo conseguiré”, por lo tanto, esa energía que nos mueve a la acción desaparecerá y los otros no percibirán qué es lo que necesitamos. De tal manera, la emoción tiene también una función social.
La cuestión es cómo vivir las emociones de la mejor forma posible
Paul Ekman
Es importante aprender a “parar” para conocer la emoción que estamos sintiendo en el aquí y ahora, para poder desarrollar las habilidades necesarias para el mejor manejo de las mismas, y así adaptarnos de la mejor forma posible a las situaciones que la vida nos presenta.
Para poder confiar en nuestras emociones necesitamos manejarlas con sabiduría. Implica reconocer esa emoción a medida que emerge y ser capaz de manejarla para conseguir nuestro propósito.
Por lo tanto, la inteligencia emocional nos ayuda a motivarnos a nosotros mismos, a controlar los impulsos, a tolerar la incertidumbre, ansiedad, enfado, etc. También nos ayuda a reflexionar sobre estas y sobre las emociones de los demás, ayudándonos a manejar de una mejor manera la forma de relacionarnos con los mismos.
Tenemos poco control consciente sobre el proceso natural en el que emergen y finalizan las emociones y los sentimientos, por lo tanto, no podemos controlar la chispa. Sin embargo, si podemos tener el control de los pensamientos y de las claves externas que evocan la emoción. De esta manera podemos ayudarnos en el proceso de las experiencias afectivas aprender a aceptar nuestras emociones y sentimientos, y aprender de estos.
Resulta complejo organizar las emociones, la forma más habitual de hacerlo es en base al agrado o desagrado que se siente. Aun así, todas las emociones son adaptativas y necesarias para la supervivencia. Es el grado de intensidad con la que sentimos la emoción el que puede ser desadaptativo y dependiendo de las circunstancias. Por ejemplo, he perdido recientemente a una persona muy querida para mí, lo más normal es sentir una gran tristeza. Sin embargo, si tu hijo tiene dos años y ha pintado una pared, lo normal es enfadarse, pero tener una explosión de ira en este momento, significa que no se está gestionando bien la emoción.
Como he mencionado anteriormente, es muy difícil clasificar las emociones, por un lado, están emociones básicas. Algunos autores comentan que son 6, otros que son 7, otros 10, y son básicas porque se asocian con expresiones faciales específicas y distintivas.
Mientras que las emociones complejas son fruto de una combinación de emociones básicas, como la vergüenza, que es el resultado de una mezcla entre miedo y culpa, y no tienen esas expresiones faciales específicas y distintivas.
En el siguiente cuadro podemos visualizar las emociones más intensas de las emociones básicas, en el interior de la flor y en el siguiente nivel, las emociones básicas que son la alegría, la confianza, el miedo, la ira, la aversión, tristeza, sorpresa y la anticipación.
Esquema de las emociones básicas de Robert Plutchik
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